sábado, 20 de febrero de 2010

Si de verdad existiesen los fotones como partículas

(amarse igual, poema 31)

Si de verdad existiesen los fotones como partículas
Estaríamos viviendo materia en la materia,
sopa en la que seríamos los tropezones,
la luz, el caldo.
Hechos de espacio vacío,
así son los átomos.
Y el fotón como partícula nos dice
que habitamos un abigarrado espacio
donde la luz, espesa niebla,
nos tiene sumidos o cegados
debajo de su duna
pirámide de rayos.

¡¿Estamos cegados por la luz?!
Qué contradictorio es todo lo que se nos enseña.
Unos ciegos cegados por la luz.
No es la oscuridad nuestro enemigo
sino ese relumbrón con aires de grandeza
que realidad decimos.
¿De qué los átomos vacíos
si habitan en ellos tantos fotones,
partículas virtuales
y otras lindezas de lo desconocido?
¿De qué la luz alumbra cuando ciega,
cuando tapona otras señales?
¿O no es verdad que los fotones están ahí,
pues si no pesan,
pues si su mensaje es algo
que ni siquiera percibimos?

Destartalados sueños
del no haber comprendido
ni casi nada,
aunque todo esté tan matematizado
que parezca captado
reproducido.

Destartaladas dinámicas,
cuánticas clásicas.
¿Somos un movimiento?
¿Cuanto existe se mueve?
¿No es la materia otra cosa
que el sonido de sus ruedas
engranajes
perfectamente camuflado
en el ser mismo,
perfectamente vuelto
el ser mismo?

Yo soñé una estática divina
donde no había que trazar trayectorias,
donde NO HABÍA CAMINO,
a pesar de que el poeta y Maxwell
y los Einstein de Newton
dijesen lo contrario,
dijesen que se andaba
y el camino era eso.
Yo soñé la quietud bajo el árbol de Buda
de ventanas abiertas a todos los lugares;
y ahí aparecías,
sin emplear paisajes recorridos
cuando el único interés es del que partes
y el destino al que llegas,
cada punto de referencia así
un lugar privilegiado.

Y entonces sí, materia tropezones
fotones caldo,
sopa del Universo todo
a ser tragada por los ojos hambrientos
en perpetuo reposo bajo el árbol de Buda.
No confundir reposo con inmovilidad
como hace la física;
no decir que el cero absoluto no existe
o que la luz viaja más deprisa que todo.
Existe el cero aunque no para quieto
pues se asoma a todo,
dinámica superconductiva
que atraviesa paredes;
existe otra luz que viaja más deprisa
pues es lo que somos
y no lo que desprendemos.
Lo que somos,
sin división en fotones
y átomos partículas.
Existen las fuerzas y las interacciones;
pero no es algo que nos abandone o nos llegue
sino simplemente que somos.
Tú debes estar en mí y serme
pues aun si no existes te creo,
me debiste crear porque te soy
y no hay distancia universal
recorrida entre ambas,
o están todas las distancias,
todos los caminos sabidos
en la sabia quietud de la estática Buda.
Mayestática por ello.
Con balcones y andenes de llegada
A TODO.

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