martes, 23 de febrero de 2010

Realizar tu sueño preferido

(amarse igual, poema 48)

(Sigo sin comprometer la integridad del libro,
era más largo de lo que yo pensaba,
aquí en el internet de todos los atropellos como la vida.
Jamás supe componer nada a medida ni bajo reglas.
Mis libros poéticos son tratados de astronomía
o de física cuántica
antes que escuálidos ejemplares
del hambre que mató a todos los poetas,
hambre de amor libertad y justicia
para la palabra,
hambre de pan y de agua
que se le apartó como a Tántalo
a más se esforzase como Sísifo,
negro sin sueldo y sin respeto alguno
hacia su condición de trabajar con los sentimientos
y las ideas
más incluso que lo hayan hecho cuantos psicólogos
físicos filósofos.
Sigo sin comprometer la integridad del libro.
Así pues habré de habilitar otro MEDIOLÁNUM,
prologus, introito a la mitad de la otra mitad del libro,
Poemario o relicario, rosario,
que lo mío sí tiene más consistencia de Biblia)



Realizar tu sueño preferido
Ponerme a cocinar tus ilusiones
Reo de esa inspiración que te coloca
en la cima del orbe.

¿Masoquismo?
Hay algo más en el deseo de querer servirte:
Ayudar a tu realización supone realizarse.
Sentirte la Mujer que eres
es descubrir mi más íntima hondura de Mujer.
Tu felicidad nombra mi vida,
como mi dicha aspira a ser también
el nombre que te des ante los otros.
Un hombre completo:
Un hombre realizado;
UNA MUJER.

Y estar tan bien con uno mismo
supone el riesgo que indefenso deja
a disposición del torpe dios del tiempo.
¡Nunca un hombre perfecto!
¡UNA MUJER!
Nunca un amante que a la vez fuese amado
más que efímeramente.
Y el planeta recoge todo maduro grano
dejando que en las ramas del árbol de esta vida
siempre quede pendiente y como estéril
el fruto amargo del dolor
de aquello que se supo perfecto
mientras fue tan perfectamente abatido.
¿Y es así, estéril?
¿Y aquello retorcido, apenas un muñón,
es el maduro grano,
así se madura, lo maduro así,
torcido y amañado?

¡Qué escisión entre mundos!
Qué división de necios criminales:
La perfección, sin carne;
la carne, sin Amor.
El dolor como estéril,
fértil la falsa risa o el falsete.
¿Y la dicha de nombrarte?
Tu felicidad nombra mi dicha
… Hay tanto dolor en eso.

Y el santo se arrodilla ante su Dios;
y acepta el hacha que le corta el cuello.
El amante hace lo propio ante su Amor;
y asume el destino que habrá de helarle el alma.
….Aunque ninguno de los dos hará otra cosa
sino prestar pleitesía a su propia belleza,
quedarse en ese estado, don, de gracia
que al martirio le empuja a la desilusión.
Estado-don de gracia.
A pesar de los cuellos separados del tronco;
a pesar de destinos empeñados
en hacer otro tanto con los Amantes:
No es bueno que la dicha venga al mundo y se instale,
no sea que lo reforme.

Mas una se queda con la Perfección cuando la ha conocido;
cuando te toca con su ala estás perdida:
Sabes que ese es tu Reino.
Y ni importa si lo redujeron a escombros.
Y no importa que le llamen dolor
si así es tu Rosa….
Aquella de los seis pétalos
contra el asfalto rotos.
Seis gotas de sangre debajo del zapato
que así borra las huellas de un crimen.

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