viernes, 19 de febrero de 2010

Como ¿para qué un prólogo si existe la mitad del libro para efectuar sus reflexiones actuales la autora de estos sentimientos-versos de la década de los ochenta del siglo pasado, por qué no dejar que diga ésta lo que siente-piensa ahora?

Pues siente-piensa, que si aquellos u otros sentimientos de los años que fueren, época la que sea, sentimientos ideas, y fuere la que fuere la mano que lo escribiese, máxime si a lo humano concierne y no a la deshumanización, no merecen el ser rescatados de la perdición del anonimato, ¿qué lo merecería?
Hay una frase por ahí que lo dice: Quizá no esté de acuerdo contigo, quizá no sienta igual yo añadiría, pero estaría dispuesta a dar mi vida con tal de que tuvieses la oportunidad de expresarte. Dispuesta a dar su vida por su expresión propia estuvo siempre la autora, y de hecho la dio ya que nadie más estuvo dispuesto a eso. Y ni a eso, ni a menos. No hay que dar vida ninguna, cuando de lo único de que se trata es de ser justos, de aquello jamás alcanzado en idioma alguno, intelectualidad ninguna, ni siquiera en sociedades pretendidas libres: la sagrada IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.

Y también piensa-siente la autora y hay que resaltarlo, o se pregunta: ¿Dónde fue aquella maravilla del estar enamorada, ESTAR ENAMORADOS, y de persona concreta, no hablamos del amor a lo que se hace, escribir en este caso, o del amor a nuestros animales de compañía, o hacia los amigos que tuvieres, si los tienes, o hacia la familia, esos afectos tan consustanciales al ser y que hasta los mismos criminales sienten, algunos al menos? (Recuérdese al gran genocida por excelencia Hitler y el afecto conmovedor hacia su perrita procurándole una muerte digna antes de que sufriese el horroroso destino de los perros y gatos abandonados. Ya sé que más le hubiese valido sentir lo mismo por los humanos y que su odio hacia aquellos judíos de la Academia de Artes de Viena que le desaprobaron en sus aspiraciones artísticas suspendiéndole, no le hubiese conducido a la monstruosidad de pretender exterminarlos a todos ellos, le hubiesen desaprobado o no, y que su exaltación hacia el estado que le concedió un poder que hacia casi todos se niega dentro del seno del país que habitamos, no le hubiese llevado al orgullo enfermizo de pretender ponerlo por encima de los demás estados conduciéndolo a ese igual holocausto que son las guerras) ¿Dónde fue aquella maravilla que ella sí nos pone en contacto con las capacidades superiores de esta humana especie a la que pertenecemos: ESTAR ENAMORADO? Y recordemos aquí al Jesucristo del que hablase Oscar Wilde en su conmovedor testamento o amarga carta al que fuese su amante “Balada en la cárcel de Reading”, viendo a ese Jesucristo como el prototipo de los AMANTES, en lo cual coincido. Pues recuerdo mi sueño REM -no sueño aspiración- de mi primera juventud bastante antes de haber leído aquella epístola-denuncia, en el que aparecía un cerebro humano, casi una mitra, tanto hubiese crecido el volumen craneal (ese que ahora hemos comprobado crece mediante el mecanismo de evolución descubierto por la dra. Anne Dambricourt, la distinta disposición y forma del hueso esfenoides, esa mariposa de la evolución en la base de nuestros cráneos a la cual se debe la configuración de éstos y por tanto del cerebro que contiene), cerebro adornado con una cinta rodeando la frente, en el centro de esa cinta, centro de la frente, una mariposa, sí como la curiosa forma del esfenoides del descubrimiento de la dra. mencionada en el paréntesis, sueño en el que a la par de esa imagen se decían estas palabras: Las condiciones superiores del cerebro humano se alcanzan mediante el amor. O frase parecida (Ya se verá exactamente cuál, cuando, dentro de este mismo perfil, cree otro diario dedicado a ese otro libro impublicado mío escrito en mi primera juventud y titulado “Cinqcur”, en el que se relataba este sueño y otros cuatro más acontecidos durante las mismas fechas)

¿Dónde fue aquella maravilla que ella sí nos pone en contacto con las capacidades superiores de esta humana especie a la que pertenecemos: ESTAR ENAMORADO? Y vuelvo a recalcarlo para reclamar sobre lo mismo la atención. Tanta preocupación, más que de las personas que incluso la padezcan, de los especialistas en la salud, así denominada, sexual por las disfunciones eréctiles o las frigideces y lo nocivo que por las mismas puede afectar a la vida y carácter de los afectados. ¡¿Y dónde la misma preocupación por esta peor disfunción o frigidez del no poder enamorarse?! ¿Dónde los especialistas, dónde el poder consultarlo, dónde los remedios los tratamientos? Cuando disfunción más peligrosa si cabe, si estudios antiguos y modernos coinciden en lo mismo: Que más hormonas pone en circulación, más torrente de funciones fisiológicas se desatan con el desatendido, cuando él no se da, ENAMORAMIENTO, que con la simple, y de sobra atendida, atracción sexual.

¡Cuando para más INRI es considerado el mentado ENAMORAMIENTO, él como enfermedad! ¿En qué sociedades de tarados habitamos? Así nos va. Desde luego sin capacidades superiores de la mente humana puestas en ejercicio, desde luego propiciando desde la falta de las mismas las vidas grises, penosas, las sociedades atestadas de corrupción e injusticias ¡y dentro mismo de las sociedades más avanzadas de nuestro tiempo!

Esto es lo que piensa la autora respecto a que después de aquella mujer llamada igual que ella a la que amó, hubo otra, la última, que fue capaz de desatar la misma euforia, los mismos sentimientos sublimes, haya quedado incapacitada por los traumas (YO CREO QUE LA MÁS PENOSA DE LAS ENFERMEDADES PSÍQUICAS, QUE EN LA TRAYECTORIA TODA DE NUESTRAS SOCIEDADES, MISERABLES, ¿DÓNDE LAS JUSTAS SI NI EN NUESTRO PRIMER MUNDO?, SE MANIFIESTA, ESTA DEL DESENAMORAMIENTO Y, EN SU DEFECTO, PEOR AÚN, DE LOS ENAMORAMIENTOS QUE JAMÁS SE PRODUCEN, PACIENTES DE LO CUAL TANTOS Y TANTOS) del DESENAMORAMIENTO para volver a SENTIR IGUAL, SENTIRSE IGUAL.