viernes, 19 de febrero de 2010

Difícil rostro que me gusta tanto

(amarse igual, poema 29)

Difícil rostro que me gusta tanto
¿Qué belleza te encuentro?
Rasgos angulosos.
Cuchillos no caricias las mejillas.
Así me entra hasta la entraña
esa presencia tuya hermética:
cala profundo
tormenta de verano.

Precioso semblante
a mi mirada vértigo
¡Que me despeño por el granito blanco
laderas facciones de tu cara!
Sujétame al lago de tus ojos,
mirada lazo.
No me dejes caer.

No me dejes caer: Mirarte
sin que me mires como:
de forma parecida.

No me dejes caer:
soltar la lengua pluma
llamándote
y que mis ansias de comunicación
no encuentren
la palabra respuesta salvadora.

Sintonízame:
Siéntate a mirarme.
Desprecia otras mediáticas distracciones;
y tómame.
En tu regazo letras, vida,
léeme, pálpame.
Acarícienme tus ojos.
No seas abismo, Amor, lejana,
carne distante de mis dedos,
noche;
se valle en el que al fin reposamos de la caída,
incólume,
día se,
la luz en la ventana
para dedos o versos que se acercan
con su pasión despacio
con miedo de despertar al mundo
que castiga los sueños.

Abismos tus ojos,
pero para una caída libre, consentida, buscada.
Si ahí está la vida ¿cómo no dar el salto,
el gran salto,
salto desde el pleno juicio
que qué locura quiso no cuerdo?
Salto como el suicidio
cuando se tiene claro
que no hay otra salida,
que ¿a qué esperar que el Amor triunfe,
si la Verdad que hará temblar al mundo
se encuentra siempre detrás del ser fiambre?
Primero muerto y después recompensado
con el placer de ver a cada cual en su sitio.

Y si esta muerte de carecer de ti
tiene por fin final y muero,
muero de veras en la caída de tu desamparo,
no habré perdido nada
y ganado habré idéntico Cielo
que si me amparas,
Dios por habitante y todo,
si me miras, si de veras me muero,
si me recoges en tus mullidos brazos
o me recoge el Alba amanecida
de vida tras la vida
que habrá de parecerse a lo que fuimos
y amamos.
Ojos abismos para hundirse
si es que no estás en ellos,
si dejas de estarlo,
si ya no es lo mismo.
Si no los siento lago recibiéndome
cristalino sibarítico
colchón de mimos plumas agua.
Si es que no estás, Amor siendo,
tú, mi Amor, en esos ojos.

De este miedo que presagia al perdedor
y dispone los precipicios mortales
agonías infernales
en unos ojos normales
donde buscamos Amor,
¡líbrame!
Amor líbrame.

Líbrame de los valles tenebrosos
al descorrer de tus párpados,
ilumínense siempre milagrosamente.
Líbrame de la inmortal espera
en la resurrección.
Hazme tu resucitada.

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