jueves, 18 de febrero de 2010

Ángeles labios me has mandado

Ángeles labios me has mandado
para pesar sobre mi boca
con cuerpo de delicia.
He sentido el calor de tus labios
cálidos pétalos transparentes,
¡rosa transparente!

Es un alma de carne,
que ya dije,
amor mío, mujer.
Es tu carne de alma,
que es más alma la carne tantas veces,
¡que tu cuerpo es espiritual!,
que mi espíritu es carne de tu carne
…que sólo la muerte puede distanciar
lo que fue-es-seguirá siendo uno,
lo mismo,
alma mía de carne,
madre, amor mío, mujer.

Que mi espíritu es carne,
eso que hace posible
cuanto existe y es bello
y que llamamos alma.

Creo en el Amor que habrá de transformar al mundo,
sea o no sea yo su sacerdote.
Oro cada segundo, escribo,
por su triunfo,
triunfo mío,
de ti,
todos.
Creo en el Amor sobre la muerte,
tan fuerte como lo dijeron;
el sol que nos alumbra convertido
en la Verdad que asombra
y de ello ilumina más;
creo en la luz negra
que ni todas las profundidades
del abismo apagaron,
esa luz como las violetas
que está ultra el visible.
Creo que prendidos todos a sus rayos,
cuentas de ese collar que une
daremos a la caza alcance por fin.
La Verdad engarzándonos,
somos perlas nacidas
de su garganta eterna.

Un éxtasis labial
dijo que tuvo.
Y cierto es:
Véase lo estático.
Pueden allí apedrearla
recubrirla de harapos.
En fin,
esas distracciones de que gustan.
Alguien la llamó Santa Caramelo.